50 años después, las lecciones de la Revolución portuguesa siguen siendo una fuente de inspiración revolucionaria inagotable. En 1974, el movimiento de las masas obreras, de los campesinos sin tierra y los soldados portugueses derrocó la odiada dictadura de Salazar. Desde abril de 1974 hasta noviembre de 1975, los oprimidos y oprimidas de Portugal pusieron en jaque al sistema capitalista.